
TODO LO QUE NECESITAS PARA SABER ELEGIR EL MEJOR POLLO
No hace falta que hablemos de lo saludable que es agregar el pollo a tu alimentación diaria pues, como ya sabrás, es una fuente rica en proteínas, baja en grasas y llena de vitaminas y minerales que ayudan al correcto funcionamiento de tu organismo. En la actualidad, el pollo es la carne que más se consume en el mundo y existen miles de opciones al momento de elegirlo, lo que desata la eterna pregunta con cada viaje al súper: ¿qué presentación del pollo es la mejor? Para tu buena suerte, como los buenos expertos de pollo que somos, tenemos los mejores tips para que siempre elijas el pollo más fresco, sin importar en qué lugar lo compres. Comencemos por señalar las diferencias que existen entre el pollo congelado y el pollo fresco. Tradicionalmente, el proceso de congelado por el que pasa el pollo es bastante agresivo para la carne, pues la formación de cristales demasiado grandes pueden romper las paredes celulares haciendo que el pollo pierda sus proteínas, nutrientes y jugos al momento de descongelarse.
Sin embargo, a la fecha, sigue siendo el mejor método para conservar la carne, sin preocuparnos que se eche a perder, hasta el momento de su cocción. Como recomendación, te sugerimos revisar su fecha de caducidad, asegúrate que el empaque no ha sido alterado y, una vez en casa, procura no congelarlo y descongelarlo constantemente pues eso degradará la calidad de la carne y favorecerá la aparición de bacterias. Cuando se trata de pollo fresco hay bastantes factores que debes tomar en cuenta; esta es una carne que por su naturaleza contiene una elevada carga bacteriana, por lo que se debe prestar especial atención al momento de su compra y preparación.
Es normal que en el súper encuentres pollo «fresco» a la venta, lo que no sabes es que, en muchas ocasiones, ese pollo ya había sido congelado previamente para su traslado y probablemente ha pasado días en refrigeración, lo que favorece a la aparición de más bacterias. Siempre que vayas a comprar pollo fresco asegúrate que este no haya sido previamente congelado, esto puedes notarlo por la apariencia de su carne, debe ser firme y nada pegajosa; elige un pollo cuya carne tenga un color rosa uniforme, cualquier otro color, mancha o golpe que presente es suficiente motivo para descartarlo; guíate por tu olfato, su olor no debe ser penetrante, si notas algún olor muy marcado, no importa lo que diga su fecha de caducidad, es un pollo que no está fresco.